jueves, 26 de enero de 2017

Compañeras. Videopoema.








Quería compartir con ustedes esta joya que he encontrado y no sé si es el momento o es que tengo la fibra sensible. Quería haberlo acompañado de una poesía, pero mejor, no le añadiré nada. ¿Qué os parece?
 
Videopoema ”Compañeras”, incluido en el libro ”Todos mis futuros son contigo” de Marwan




domingo, 22 de enero de 2017

Romance de Abenámar. Anónimo.




 



Romance fronterizo.


—¡Abenámar, Abenámar,
moro de la morería,
el día que tú naciste
grandes señales había!
Estaba la mar en calma,
la luna estaba crecida;
moro que en tal signo nace,
no debe decir mentira.»
Allí respondiera el moro,
bien oiréis lo que decía:
Yo te la diré, señor,
aunque me cueste la vida,
porque soy hijo de un moro
y una cristiana cautiva;
siendo yo niño y muchacho
mi madre me lo decía:
que mentira no dijese,
que era grande villanía:
por tanto pregunta, rey,
que la verdad te diría.
—Yo te agradezco, Abenámar,
aquesta tu cortesía.
¿Qué castillos son aquéllos?
¡Altos son y relucían!»
—El Alhambra era, señor,
y la otra la mezquita;
los otros los Alixares,
labrados a maravilla.
El moro que los labraba
cien doblas ganaba al día
y el día que no los labra
otras tantas se perdía.
El otro es Generalife,
huerta que par no tenía;
el otro Torres Bermejas,
castillo de gran valía.»
Allí habló el rey don Juan,
bien oiréis lo que decía:
—Si tú quisieras, Granada,
contigo me casaría;
daréte en arras y dote
a Córdoba y a Sevilla.»
—Casada soy, rey don Juan,
casada soy, que no viuda;
el moro que a mí me tiene
muy grande bien me quería.»


Anónimo.




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domingo, 15 de enero de 2017

Der Erlkönig. Johann Wolfgang von Goethe. (1749 - 1832)






Der Erlkönig.


¿Quién cabalga tan tarde a través del viento y la noche?
Es un padre con su hijo.
Tiene al pequeño en su brazo.
Lo lleva seguro en su tibio regazo.

"Hijo mío, ¿por qué escondes tu rostro asustado?"
"¿No ves, padre, al Rey Elfo?
¿El Rey de los Elfos con corona y manto?"
"Hijo mío, es el rastro de la neblina."

"¡Dulce niño, ven conmigo!
Jugaré maravillosos juegos contigo;
muchas encantadoras flores están en la orilla,
Mi madre tiene muchas prendas doradas."

"Padre mío, padre mío, ¿no oyes
lo que el Rey de los Elfos me promete?"
"Calma, mantén la calma, hijo mío;
el viento mueve las hojas secas."

"¿No vienes conmigo, buen niño?
Mis hijas te atenderán bien;
mis hijas hacen su danza nocturna,
Y ellas te arrullarán y bailarán para que duermas."

"Padre mío, padre mío, ¿no ves acaso ahí,
A las hijas del Rey de los Elfos en ese lugar oscuro?"
"Hijo mío, hijo mío, claro que lo veo:
son los árboles de sauce grises."

"Te amo; me encanta tu hermosa figura;
y si no haces caso usaré la fuerza."
"¡Padre mío, padre mío, ahora me toca!
¡El Rey de los Elfos me ha herido!"

El padre tiembla y cabalga más aprisa,
lleva al niño que gime en sus brazos,
llega a la alquería con dificultad y urgencia;
en sus brazos el niño estaba muerto.






"Der Erlkönig" (comúnmente llamado "El rey de los elfos", aunque literalmente significa "El rey de los alisos") es un poema que describe la lucha de un padre por la vida de su hijo, asediado por un ser sobrenatural, que representa la muerte.
Cuenta una historia que Goethe visitaba a un amigo y, tarde una noche, una figura oscura cargando un bulto en sus brazos fue vista cabalgando hacia las puertas de la ciudad a gran velocidad. Al día siguiente Goethe y su amigo se informaron de que era un granjero que llevaba a su hijo enfermo al médico. Este incidente (junto con la leyenda) fue probablemente la inspiración para Goethe.
El poema comienza dando la impresión que el niño simplemente está padeciendo una vaga y no especificada dolencia, y ve la muerte como producto de su imaginación. Al avanzar la lectura del poema, éste toma un tono más oscuro para terminar con la muerte del niño.
Algunos lectores, al visualizar al padre llevando a su hijo asumen que el niño necesita ayuda médica pero la caracterización del poema hace suposición ambigua.

La naturaleza del Rey de los Elfos está sujeta a debate. De acuerdo con el folclore alemán y danés el Rey de los Elfos aparece como presagio de la muerte,  pero a diferencia de la banshee, el Rey de los Elfos sólo se aparece a la persona que va a morir. Su forma y expresión le dicen a la persona que tipo de muerte tendrá: una expresión de dolor significará una muerte dolorosa mientras que una expresión pacífica una muerte tranquila. Otra interpretación sugiere que la leyenda dice que cualquiera que toque al Rey de los Elfos debe morir.


Dentro de las diferentes interpretaciones de Erlkönig, una de ellas parte del interés de los Nazis por la juventud alemana durante los años de la Segunda Guerra Mundial en la que, por medio del simbolismo de  esta obra, enviaban como banderín de enganche a los jóvenes alemanes al frente de batalla.  Otra interpretación, recogida en las últimas líneas del poema de Goethe, señala una muerte simbólica del niño como tal y el paso a la madurez.


 

 

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sábado, 14 de enero de 2017

El Picapedrero. Henry Wallis (1830-1916).




 Óleo sobre lienzo

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Conocido sobre todo por su  toque realista, en esta obra el pintor nos muestra a un trabajador que parece dormido, si bien, en realidad, ha fallecido de agotamiento. Así como La muerte de Chatterton es preciosista de colorido, en El Picapedrero hace gala de un cromatismo más apagado. Los colores otoñales enfatizan el hecho de que el hombre ha fallecido tempranamente. Se cree que Wallis realizó el cuadro como protesta por la Ley de los Pobres de 1834, que obligaba a quienes perdían el empleo a ingresar en un asilo o casa de pobres, razón por la que algunos trabajaban hasta la extenuación y morían. En el marco de esta pintura, aparece un verso de un poema de Tennyson: “Es ahora cuando concluye tu larga jornada laboral”. Creo que es aquí donde Wallis define la vida de estos trabajadores como una mísera vida repleta de sacrificios y privaciones.
El Picapedrero se expuso en la Royal Academy de Londres en 1858 y cosechó muy buenas críticas, si bien al principio no se captó el verdadero mensaje del mismo. El Picapedrero marca el distanciamiento de Wallis de los principios de prerrafaelismo y la adopción  del realismo social por parte del autor. En 1859, el artista recibió una herencia que le posibilitó dejar de pintar para ganarse la vida. Sin embargo, siguió adelante con su producción, aunque en sus obras tardías ya no se advierte el apasionamiento de sus primeros cuadros. Wallis también fue coleccionista e historiador del arte, y legó su colección de cerámica al Victoria Albert Museum de Londres.
Esta magnífica obra podéis verla en el  Birmingham City Museum and Art Gallery.




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