domingo, 6 de agosto de 2017

Atala. Anne-Louis Girodet de Roussy-Trioson.











Atala es un óleo sobre lienzo pintado por Anne –Louis Girodet en 1808 y conservado en el Louvre. La obra está inspirada en la novela de François René de Chateaubriand, “ Atala o los amores de dos salvajes en el desierto”. Los personajes representados sobre este cuadro son el indio Chactas quien se abraza a las piernas del personaje principal, Atala que acaba de suicidarse y el padre Aubry, un ermitaño.
Atala es una joven india convertida al cristianismo que resulta estar enamoradísima de Chactas. Atala es una joven que bajo promesa de guardar su virginidad opta por el suicidio debido a la decepción de su verdadero y único amor, él ni acepta ni entiende esa situación tomando el rechazo como opción de fuerza.
En detalle se observa como la luz que ilumina el rostro de la doncella viene del monte Calvario desde el exterior de la cueva, el cuerpo no es muy real para ser un cadáver. Envuelta en un sudario blanco e inmaculado parece representar con este color a la pureza inmaculada.
Esta obra inspiró a varios pintores de la época seducidos por el exotismo del desengaño, del rechazo y su trágico final. El tono melancólico que el autor pretende representar así como la importancia dada al claro-oscuro, totalmente opuesta al estilo de David, corresponde a una sensibilidad prerromántica que es frecuente en los aspectos más atrayentes de la pintura de la época neoclásica. Sobre la pared de la gruta, el pintor escribió unos versos recitados por Chateaubriand en su novela, que dicen así:
J’ai passé comme la fleur. J’ai séché comme l’herbe des champs.
(Veamos si nuestros lectores belgas quieren traducirlo al castellano.)

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sábado, 5 de agosto de 2017

Cuatro sonetos de amor. Rafael de León.







CUATRO SONETOS DE AMOR

I

Decir "te quiero" con la voz velada
y besar otros labios dulcemente,
no es tener ser, es encontrar la fuente
que nos brinda la boca enamorada.

Un beso así no quiere decir nada,
es ceniza de amor, no lava hirviente,
que en amor hay que estar siempre presente,
mañana, tarde, noche y madrugada.

Que cariño es más potro que cordero,
más espina que flor, sol, no lucero,
perro en el corazón, candela viva...

Lo nuestro no es así, a qué engañarnos,
lo nuestro es navegar sin encontrarnos,
a la deriva, amor, a la deriva.


II

Me avisaron a tiempo: ten cuidado,
mira que miente más que parpadea,
que no le va a tu modo su ralea,
que es de lo peorcito del mercado.

Que son muchas las bocas que ha besado
y a lo mejor te arrastra en su marea
y después no te arriendo la tarea
de borrar el presente y el pasado.

Pero yo me perdí por tus jardines
dejando que ladraran los mastines,
y ya bajo la zarpa de tus besos

me colgué de tu boca con locura
sin miedo de morir en la aventura,
y me caló tu amor hasta los huesos.

III

Otro domingo más sin tu mirada,
dejándome morir junto a la gente
que pasa y que traspasa indiferente
a mi canción de amor desesperada.

Una yegua de celos colorada
corre llena de furia por mi frente
y galopa de oriente hasta occidente
en busca de tu falsa coartada...

Porque yo sé de más que en esta hora
hay alguien que los labios te devora
y comparte la cepas de tu vino.

Mas, como de perderte tengo miedo,
no ahondo en la maraña de tu enredo
y comulgo con ruedas de molino.

IV

Peso poco en tu vida, casi nada,
como un leve rumor, como una brisa,
como un sorbo de fresca limonada
bebido sin calor y a toda prisa.

No adelanto el compás de tu pisada,
ni distraigo la salve de tu misa,
y en tu frente de nardo desvelado
no llego ni a recuerdo ni a sonrisa.

Y en cambio tú eres todo, mi locura,
mi monte, mi canción, mi mar templado,
el pulso de mi sangre, la llanura

donde duermo sin sueño ni pecado,
y el andamio en que apoyo con ternura
este amor que nació ya fracasado.    





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domingo, 30 de julio de 2017

Père de la Chaise. Cementerio monumental.



En mi estancia en París durante estas vacaciones he aprovechado para visitar uno de sus cementerios monumentales más bonitos que os podáis imaginar dentro de camposantos con ese toque mágico del ambiente gótico. Sin duda es el de mayor prestigio de París. Lo encontramos en las afueras, dominando una colina boscosa que observa a  la ciudad.
El terreno es una antigua propiedad de Père de la Chaise, confesor de Luis XIV, que fue comprada por orden de Napoleón en 1803 para dotar a la ciudad de un nuevo cementerio. El camposanto se hizo tan popular que fue ampliado seis veces durante el siglo XIX. Es de esos sitios inmersos en la naturaleza bajo la tranquilidad de sus frondosos árboles centenarios que invitan a recorrer sus calles, unas veces sin orden y otras perfectamente delimitadas, perdiéndote entre tumbas de famosos y sorprendentes esculturas funerarias;  todo ello  lo convierte en un lugar adorable para dar un paseo despreocupado y nostálgico, siendo a la vez un lugar encantador para los amantes de la fotografía.

Domina la entrada una escultura denominada Monumento a los muertos, de Pault Albert Bartholmé, siendo una de las mejores esculturas del cementerio, domina la avenida central. 


Recorriendo los rincones poco accesibles y  fuera de las rutas turísticas marcadas, me encontré con la tumba de  Federico Chopin, el gran compositor polaco que pertenció a la generación del romanticismo francés. 





Callejeando por sus perfilados caminos entre la sombra de enormes olmos encontré uno de las más preciadas esculturas fúnebres, hablo de Théodore Géricault con una hermosísima réplica de La balsa de la Medusa, obra maestra de este pintor romántico francés.  





El camposanto está muy bien distribuido y a la vez señalizado, pero a veces el localizar una tumba en concreto se puede llegar a hacer misión imposible. Ello me pasó con la ardua busqueda de la tumba del gran autor y dramaturgo del siglo XVII Molière, el cual fueron trasladados aquí sus restos mortales con el fin de añadir cierto interés histórico al nuevo cementerio.



Deambulando, llegué a una rotonda central marcada por un gran mausoleo de perfecta distrubución arquitectonica que hacía una nueva entrada a la parte más elevada del camposanto. 





En esta misma plaza se hallaba  la tumba de un famoso partisano, largo tiempo prisionero durante las revoluciones de 1830 y 1840, que tiene la forma de prisión. 



El ambiente es inigualable, sus rincones apartados se cargan de un cierto clima romántico si eres capaz de darte cuenta de los detalles. 





El musgo vivo, sus sombras, el silencio lo vetusto de la piedra, esa sensación de abandono bien cuidado. 



El espacio es un lugar de descanso de famosos escritores, pintores, periodistas y princesas como Elizabeth Demidoff, princesa rusa muerta en 1818 que es honrada en un templo clásico, de tres plantas, obra de Quaglia.  Victor Noir, periodista del siglo XIX,  presenta una lápida con su estatua a tamaño natural, asesinado por Pierre Bonaparte, un primo de Napoleón III. Este escritor se le atribuyen poderes  de fecundad.



 Mausoleos de gran tamaño, incluso de tres alturas guardan los restos de aquellos que una vez gozaron del Paris de la época y que ahora son protegidos por celosos guardianes.




Una de las más visitadas es el simple panteón de corte moderno en donde descansa Edith Piaf conocida como Pequeño Gorrión por su tamaño, que fue la cantante más popular del pasado siglo.
También puedes encontrar la morada de Jim Morrison, lider del grupo The Doors cuya muerte en París sigue siendo un misterio.






Construcciones de estrañas formas casi parecidas a las casas de muñecas se esconden entre las sombras de los custodios árboles de cementerio.


Y aquellos otros raros de encontrar en estos lugares.


Otras han querido reflejar la personalidad de su ocupante añadiendo detalles de en vida como es este niño con su mascota.

Y por último me centré en un mausoleo grande y de corte fuera de lo común como es este de aquí abajo. Se trata de la tumba de Oscar Wilde, si amigos el auténtico dramaturgo irlandés que fue expulsado de la virtuosa Gran Bretaña para ser acogida en esta maravillosa ciudad donde victima del alcohol rubricó su obra. Jacob Epstein esculpió esto que veis. Protegido por una barrera de cristal he de hacer notar, las flores siempre frescas y el cristal con muestras de besos de carmín.



Me falta es espacio virtual para este reportaje fotográfico  y me gustaría seguir subiendo más fotos de este lugar pero me resulta imposible ponerlas todas. El cementerio no solo es esto, tiene otros espacios de honor para victimas del holocausto nazi, reconocimiento a aquéllos que dieron su vida por Francia y a catástrofes aereas cuyos cuerpos no se han recuperado

Si venis a París, este sitio es de obligada visita. Se encuentra en 16 Rue du Repos y se llega muy fácil mediante el metro lineas dos y tres.

Recordad, París bien vale una misa.



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sábado, 29 de julio de 2017

Deseo en vez de dieta.











Los manejos del deseo (sexual) están en la mente. Seguro, pero requieren la intervención del cuerpo. Cercada por las dietas, los anticelulíticos  y por panteras en bikini, una idea me cae de golpe por su propio peso; si no te gustas, no te desnudas. En fin, si no te gustas, aunque te desnudes, no te disfrutas, no te muestras. Hablo de hombres y de mujeres, claro.  ¿Y qué es gustarse?

Te gustas porque alguien te mira con deseo, porque alguien se enciende al observar tus muslos, la curva de tu espalda o, vaya, tu anatomía entera. No depende de ti, amiguito, amiguita. Es porque te lo hacen saber y te lo hacen notar.

Por eso resulta así de extraño el mundo del gustarse, ése que duele tanto a la altura de la primavera. Hay mujeres gordas encantadas de conocerse y chicas flacas que perderían hasta los huesos creyendo estar más apetecibles. Hombres feos que seducen hasta las naturalezas muertas y chicos guapos aterrados por su propio desnudo. El deseo no es objetivo. Es la mirada del de enfrente.

Lo digo porque ya puede ir al gimnasio tu pareja, comer acelgas viudas, embadurnarse de cremas reductoras, que hasta que no te plantes enfrente con el deseo en ascuas no conseguirás que te conteste como estás deseando. Deseando.

En el fondo, esta desazón de productos dietéticos y sacrificios digestivos tiene su peor espejo en el sexo. Propongo sustituir los gastos de nuestras parejas en cosméticos y verduras por un buen revolcón. Mírale con deseo. Saldréis ganando ambos.

Es de Cristina Fallarás.


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