En mi estancia en París durante estas vacaciones he
aprovechado para visitar uno de sus cementerios monumentales más bonitos que os
podáis imaginar dentro de camposantos con ese toque mágico del ambiente gótico.
Sin duda es el de mayor prestigio de París. Lo encontramos en las afueras,
dominando una colina boscosa que observa a la ciudad.
El terreno es una antigua propiedad de Père de la
Chaise, confesor de Luis XIV, que fue comprada por orden de Napoleón en 1803
para dotar a la ciudad de un nuevo cementerio. El camposanto se hizo tan
popular que fue ampliado seis veces durante el siglo XIX. Es de esos sitios
inmersos en la naturaleza bajo la tranquilidad de sus frondosos árboles
centenarios que invitan a recorrer sus calles, unas veces sin orden y otras
perfectamente delimitadas, perdiéndote entre tumbas de famosos y sorprendentes
esculturas funerarias; todo ello lo convierte en un lugar adorable para dar un
paseo despreocupado y nostálgico, siendo a la vez un lugar encantador para los
amantes de la fotografía.
Domina la entrada una escultura denominada Monumento
a los muertos, de Pault Albert Bartholmé, siendo una de las mejores esculturas
del cementerio, domina la avenida central.
Recorriendo los rincones poco accesibles y fuera de
las rutas turísticas marcadas, me encontré con la tumba de Federico Chopin, el gran compositor polaco que
pertenció a la generación del romanticismo francés.
Callejeando por sus perfilados caminos entre la sombra de enormes olmos encontré uno de las más preciadas esculturas fúnebres, hablo de Théodore Géricault con una hermosísima réplica de La balsa de la Medusa, obra maestra de este pintor romántico francés.
El camposanto está muy bien distribuido y a la vez señalizado, pero a veces el localizar una tumba en concreto se puede llegar a hacer misión imposible. Ello me pasó con la ardua busqueda de la tumba del gran autor y dramaturgo del siglo XVII Molière, el cual fueron trasladados aquí sus restos mortales con el fin de añadir cierto interés histórico al nuevo cementerio.
Deambulando, llegué a una rotonda central marcada por un gran mausoleo de perfecta distrubución arquitectonica que hacía una nueva entrada a la parte más elevada del camposanto.
En esta misma plaza se hallaba la tumba de un famoso partisano, largo tiempo prisionero durante las revoluciones de 1830 y 1840, que tiene la forma de prisión.
El ambiente es inigualable, sus rincones apartados se cargan de un cierto clima romántico si eres capaz de darte cuenta de los detalles.
El musgo vivo, sus sombras, el silencio lo vetusto de la piedra, esa sensación de abandono bien cuidado.
El espacio es un lugar de descanso de famosos escritores, pintores, periodistas y princesas como Elizabeth Demidoff, princesa rusa muerta en 1818 que es honrada en un templo clásico, de tres plantas, obra de Quaglia. Victor Noir, periodista del siglo XIX, presenta una lápida con su estatua a tamaño natural, asesinado por Pierre Bonaparte, un primo de Napoleón III. Este escritor se le atribuyen poderes de fecundad.
Mausoleos de gran tamaño, incluso de tres alturas guardan los restos de aquellos que una vez gozaron del Paris de la época y que ahora son protegidos por celosos guardianes.
Una de las más visitadas es el simple panteón de corte moderno en donde descansa Edith Piaf conocida como Pequeño Gorrión por su tamaño, que fue la cantante más popular del pasado siglo.
También puedes encontrar la morada de Jim Morrison, lider del grupo The Doors cuya muerte en París sigue siendo un misterio.
Construcciones de estrañas formas casi parecidas a las casas de muñecas se esconden entre las sombras de los custodios árboles de cementerio.
Y aquellos otros raros de encontrar en estos lugares.
Otras han querido reflejar la personalidad de su ocupante añadiendo detalles de en vida como es este niño con su mascota.
Y por último me centré en un mausoleo grande y de corte fuera de lo común como es este de aquí abajo. Se trata de la tumba de Oscar Wilde, si amigos el auténtico dramaturgo irlandés que fue expulsado de la virtuosa Gran Bretaña para ser acogida en esta maravillosa ciudad donde victima del alcohol rubricó su obra. Jacob Epstein esculpió esto que veis. Protegido por una barrera de cristal he de hacer notar, las flores siempre frescas y el cristal con muestras de besos de carmín.
Me falta es espacio virtual para este reportaje fotográfico y me gustaría seguir subiendo más fotos de este lugar pero me resulta imposible ponerlas todas. El cementerio no solo es esto, tiene otros espacios de honor para victimas del holocausto nazi, reconocimiento a aquéllos que dieron su vida por Francia y a catástrofes aereas cuyos cuerpos no se han recuperado
Si venis a París, este sitio es de obligada visita. Se encuentra en 16 Rue du Repos y se llega muy fácil mediante el metro lineas dos y tres.
Recordad, París bien vale una misa.
prismagotico.blogspot.com