miércoles, 12 de octubre de 2016

El bien y el mal. Ama y haz lo que quieras.







El bien y el mal.

A fecha de hoy, nadie duda que hemos nacido libres, esto nadie lo discute, desde el punto de vista espiritual se nos ha dotado de Libre albedrío, que es la voluntad no gobernada por la razón, sino por el apetito, antojo o capricho. Dicho en otras palabras, el libre albedrío, es la facultad que Dios nos ha concedido para que obremos pudiendo elegir entre actuar bien o mal, digamos que es la facultad que nos ha dado para que aceptemos o repudiemos el amor que Él nos ofrece.
El libre albedrío es fuente de muchos bienes, pero también de muchísimos males. El mal es la antítesis del bien, es el producto que nace de la inexistencia del bien, el mal es siempre negativo. Todo el mal que existe en el mundo, sea de la naturaleza que sea, siempre es causa del hombre que da la espalda  a la verdad y se encadena en la mentira.
Sabiendo esto, me pregunto: ¿Porqué Dios nos hizo libres, sabiendo de antemano como él muy bien sabía, la cantidad de males   que se iban a derivar del mal uso que íbamos hacer de esta “libertad o libre albedrío”?..
Sabemos que los malos son más famosos que numerosos y que si en el mundo hay demasiado mal, paralelamente hay muchísimas más personas que actúan haciendo el bien de forma automática, día tras día, sin darse cuenta, sin pensarlo y sin necesidad de  ponerlos a prueba.
He tenido que consultar con entendidos en la materia para dilucidar esto,  y  ellos me han derivado a leer sobre el pensamiento místico de San Agustín, y en resumidas cuentas he sacado lo siguiente.
Según San Agustín, el amor que se nos ha dotado debe ser siempre expansivo. El que ama desea siempre que los demás sean partícipes de su felicidad pues somos, queramos o no, parte de la perfección. Nuestra grandeza y felicidad debe desarrollarse en libertad, sin libertad no puede haber auténtico amor. Por tanto los términos amor y libertad son inseparables. “Ama y haz lo que quieras”, es decir, si de verdad eres capaz de amar, eres libre de hacer lo que desees porque tu amor fijará los límites de tu libertad. No hay ser humano que pueda ser constreñido a amar. Lo mismo que nadie puede ser amado a la fuerza. La libertad es una condición indispensable para que se dé la existencia del amor.
El hombre libre, es el que ama a todos; el que odia se esclaviza. El que odia siempre depende del objeto de su odio y por tanto no es libre. Odiar al vecino equivale a restringir nuestra libertad. Puede ser que tengamos que dar la vuelta a la manzana para no verle o esperar a que salga antes de salir nosotros a la calle.
En conclusión, Dios no quiere ejercer su dominio sobre los espíritus creados, sino que les dota de una concesión para que estos actúen por amor y si el creador  actúa así, dando libre voluntad al ser humano quiere decir que la libertad es algo muy serio.

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