François-Nicolas Delaistre (1746-1832) |
El verbo griego ψύχω, psycho, significa
«soplar». A partir de este verbo se forma el sustantivo ψυχή, que alude en un
primer momento al soplo, hálito o aliento que exhala al morir el ser humano.
Dado que ese aliento permanece en el individuo hasta su muerte, ψυχή pasa a
significar la vida. Cuando la psique escapa del cadáver, lleva una existencia
autónoma: los griegos la imaginaban como una figura antropomorfa y alada, un
doble o eidolon del difunto, que
generalmente iba a parar al Hades, donde pervivía de modo sombrío y fantasmal.
Según cuenta muchas veces Homero, la psyché sale volando de la boca del que
muere como si fuera una mariposa (que en griego se escribe también psyché);
razón por la cual algunas personas ven en la mariposa un psicopompo.
Según dispone Apuleyo en su Metamorfosis, la hermosa Psique era la más pequeña
y hermosa de tres hermanas hijas del rey
de Anatolia. Afrodita, aunque divina,
tenía también los defectos de la mujer, celosa de su belleza, envió a su hijo
Eros para que le lanzara una flecha que con su herida la hiciese enmaromarse
del hombre más horrible y ruin que encontrase en toda la faz de la Tierra. Eros,
al ver tal regalo para sus ojos quedó prendado de su belleza y decidió lanzar
la flecha al mar. Espero pacientemente a que la bella Psique se durmiese y
aprovecho para raptarla y llevársela a su palacio.
Temiendo, el desobediente
hijo, la ira de su madre, Eros, celoso
de desvelar su identidad, visitaba a Psique siempre desde la oscuridad,
siempre de noche y prohíbe a su amada hacer cualquier pregunta o cualquier
indagación sobre su identidad.
Una noche,
Psique le contó a su amado que echaba de menos a sus hermanas y quería verlas.
Eros aceptó, pero también le advirtió que sus hermanas querrían acabar con su
dicha. A la mañana siguiente, Psique estuvo con sus hermanas, que le
preguntaron, envidiosas, quién era su maravilloso marido. Psique, incapaz de
explicarles cómo era, puesto que jamás lo había visto, titubeó y les contó que
era un joven cazador, pero la mentira no se sostuvo y acabó confesando la verdad: que realmente
no sabía quién era.
Así, las
hermanas de Psique la convencieron para que en mitad de la noche encendiera una
lámpara y al amor de la llama
pudiesen satisfacer su curiosidad,
asegurándole que sólo un monstruo querría ocultar su verdadera apariencia.
Psique les hace caso y enciende una lámpara para ver a su marido. Una gota de
aceite hirviendo (de la que Apuleyo hace un tópico medieval: Stilla olei ardentis) cae sobre la cara
de Eros dormido, que despierta y abandona, decepcionado, a su amante.
Cuando
Psique se da cuenta de lo que ha hecho, ruega a Afrodita que le conceda
recuperar el amor de Eros, pero la diosa, rencorosa, le ordena realizar cuatro
tareas, casi imposibles para un mortal, antes de recuperar a su amante divino.
Como cuarto
trabajo, Afrodita afirmó el estrés de cuidar a su hijo, deprimido y enfermo
como resultado de la infidelidad de Psique, que además había provocado que
perdiese parte de su belleza. Psique tenía que ir al Hades y allí en el inframundo pedir a Perséfone un poco de su belleza que Psique guardaría en
una caja negra que previamente Afrodita
le dio, ya que la hermosura del inframundo es mortal al tacto humano. Psique subió
a una torre, decidiendo que el camino más corto al inframundo sería la muerte
pero una misteriosa voz la detuvo en el último momento y le indicó una ruta
secreta que le permitiría entrar y regresar aún estando con vida, además de
aconsejarle cómo engañar al perro Cerbero, contentar a Caronte y cómo cruzar
los otros peligros de dicho sendero.
Siguiendo
las indicaciones Psique apaciguó a Cerbero con un pastel de cebada y pagó a
Caronte un óbolo para que le llevase al Hades. Una vez allí, Perséfone conmovida por su
hazaña, dijo que estaría encantada de hacerle el favor a Afrodita. Una vez más
pagó a Caronte y le dio el otro pastel a Cerbero para volver.
La muchacha
abandonó el inframundo y decidió abrir la caja y tomar un poco de la belleza
para sí misma, pensando que si hacía esto, Eros le amaría con toda seguridad.
Para su sorpresa del interior brotó un «sueño estigio», un vapor narcótico que
sume en la amnesia a los muertos cuando llegan al Hades. Eros, que la había
perdonado y seguido en secreto por su aventura, voló hasta su cuerpo y limpió
el sueño de sus ojos, suplicando entonces a Zeus y Afrodita su permiso para
casarse con Psique. Éstos accedieron y Zeus hizo inmortal a Psique. Afrodita,
olvidando sus rencores bailó en la boda de Eros y Psique, y fruto de su unión
tuvieron una hija llamada Hedoné (para los griegos) o Voluptas (para la mitología romana), la
personificación del placer sensual y el deleite.
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